Sabes que soy lo que buscas, sabes que nuestros cuerpos han de pelear sin descanso cada noche, desesperados, ciegos, mudos. Sabes que estamos destinados a ver cada mañana amanecer, a amarnos salvajemente cada noche, como si cada noche fuera la última de nuestras vidas. Como si no hubiera más amaneceres. Sabes que esas lágrimas que derramas sobre tu almohada son de la misma esencia que tu propio deseo. Sabes que con sólo posar mi mano sobre tu vientre estallará dentro de ti todo el deseo, todos los sentimientos que has encadenado. Sabes que no podrás resistir sentir mis labios sobre tu cuello, mi pecho contra tu espalda, mi cintura contra tu cadera. Sabes que la próxima vez que mis ojos penetren en los tuyos, que la próxima vez que nuestras miradas se fundan en una, tu voluntad cederá y te abandonarás finalmente al paraíso.
Dame tu mano y déjate llevar. Al amanecer estaré junto a ti, abrazándote como si nunca volvieras a ser mía.