Archivo de julio 2010

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La España soñada

Esta es la primera vez que escribo sobre fútbol, y con gran probabilidad, también es la última. Y lo hago, por supuesto, por el triunfo anoche de España, al conseguir su primer mundial de fútbol. Una historia épica, de esas que tienen moraleja y que, mucho más allá del mero espectáculo, bien podría ser el argumento de una novela, de esas que hablan sobre la amistad, el esfuerzo, la unidad, la superación… Una novela con final feliz, con momentazo romático incluído (el beso de Iker y Sara supera al final de muuuuchas películas de Hollywood).

El triunfo de la Selección es, en primer lugar, el triunfo del juego sobre la violencia, con una final agónica y emocionante, un gol al filo del final de la prórroga, justo cuando ya parecía que la copa estaba condenada a decidirse en la suerte de los penalties. Es el triunfo de un grupo de buenos chicos, frente a la sucia Holanda, matona, barriobajera e impotente de hacer algo mejor que meter patadas a sus contrincantes, en lugar de al balón. Y es, sobretodo, el triunfo del juego de equipo.

Y eso es lo que me encanta de esta Selección. Es el juego de equipo, el que los ha llevado a ser los mejores. Y en el inconsciente colectivo español, eso es lo que ha quedado. Muchos me comentan -algunos encantados, otros asqueados, pero todos perplejos- cómo el país se ha vestido estos días con la bandera, como si una fiebre patriota hubiera contagiado a la población. Anoche cientos de miles, quizás millones de personas, festejaban en todo el país la victoria. Era una alegría contagiosa, algo nunca visto hasta ahora.

Durante estos días, en especial estando en el extranjero, he escuchado y leido varias veces algo que me llama bastante la atención: se compara mucho a esta Selección con el Barça, ése que el año pasado ganó 6 títulos y que éste es de nuevo campeón de liga. No creo que sea sólo una cuestión de que varios de los jugadores del Barça sean titulares de la Selección y han sido piezas completamente imprescindibles de este triunfo. También hay algo más en común.

Detrás de todo esto subyacen algunas ideas: el trabajo bien hecho, el esfuerzo, el buen hacer, la técnica, el conocimiento y sobretodo el trabajo en común. En los partidos ha habido una constante: el juego de balón, de unos a otros, sin dar nunca de lado a nadie, haciendolos jugar a todos. El combinado tiene muchos nombres propios, pero es mucho más que un conjunto de individualidades.

Como decía, hay mucho en común entre esta Selección y este Barça: juego en equipo y para el equipo, por encima de individualidades, trabajo, constancia, esfuerzo, eficacia, técnica y saber hacer. Y también humildad.

No creo que sea casualidad que la gente en España se haya visto atraida por esta Selección. Juegan bien, juegan en equipo, de manera bonita, limpia y «honrada». Y aunque lo sufren, obtienen resultados. Y han conseguido el mejor de todos los resultados posibles.

Gran lección para todos: esfuerzo, constancia, ganas de ganar, no rendirse ante la falta de resultados. No hay que ser un adivino para ver detrás de todo esto las miles de horas de entrenamiento (aprendizaje): el esfuerzo que lleva a la técnica, y la técnica que lleva al arte. Y también la capacidad de integración de todas las individualidades en un proyecto común, sin olvidar cada uno su esencia, sin exigir tampoco la renuncia a la propia identidad, comprendiendo esas diferencias y viéndolas como ventajas, como algo positivo, en lugar de condenándolas. Y trabajando todos en común, dándolo todo, todos, sumando esfuerzos para lograr, cada partido, cada día, a cada paso, alcanzar la meta fijada. Y no rendirse nunca, así como nunca abandonarse al triunfalismo antes de haber alcanzado la meta.

Qué grandes lecciones para la sociedad española, ¿verdad?

Y también para la clase política. Ahora mismo hay decenas de miles (tal vez centenas de miles, quizás millones) de banderas de España por las calles, como nunca en tiempos de paz y libertad se había visto en España. Pero eso no es algo gratuíto. Eso es algo que no ha surgido expontaneamente, porque si no lo hubiera hecho ya antes. Hay un modelo de sociedad y de país con el que la mayor parte de la ciudadanía no está de acuerdo, porque si lo estuviera es muy probable que las banderas poblasen nuestras calles a menudo. Pero no es así. Esta selección ha enamorado, de una manera nueva. La Selección es la imagen palpable de una nueva idea de España, alejada de rancios y atávicos modelos que sólo gustan a unos cuantos. La ciudadanía, de toda orientación política, de toda región y origen, ha arrebatado la bandera y los símbolos nacionales a los que han jugado con ellos partidístamente. Muchos han apoyado a la Selección sólo al ver cómo juega ésta, cómo gana. Lo que ha enamorado es entonces, no la bandera en sí, sino esa imagen de esfuerzo, conocimiento, integración y resultados, aun cuando se sufra para obtenerlos.

Que nadie se llame a engaños. España no se ha vuelto fascista de la noche a la mañana. Todo lo contrario. Por primera vez en mucho tiempo, la gran mayoría de los ciudadanos se identifica con alguien que representa a España. Y ellos, la Selección, representan unos valores (esfuerzo, trabajo, unidad, tolerancia, comprensión, conocimiento, técnica, respeto, humildad) completamente distintos a los que los políticos y los medios de comunicación proponen. Quien tome nota de esto y quien sepa catalizar este sentimiento, tendrá el favor y el voto de la gran mayoría de los españoles. Quien insista en el mensaje pesimista, en la división y no apueste por el esfuerzo, la cultura, el respeto y la formación, no conseguirá sacarnos de donde estamos estancados.

Felicidades, España.

Trabaja y esfuérzate, con humildad y respeto. Lucha contra la oscuridad. Sé la luz que dicen que hemos perdido.




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