Me han dicho –yo esas cosas no las veo– que hay en la tele un programa en el que meten a un montón de gente en un edificio y los graban todo el tiempo. Dicen que viven superbien, todo el tiempo sin hacer nada, haciendo equipos, discutiendo mucho y en realidad haciendo casi nada. Viviendo del cuento, vamos. Además, la vidorra que les espera cuando salen de allí es curiosa: entrevistas, programas que piden sus opiniones… Es dinero casi gratis, y por hacer casi nada.
También hay que decir que no todos los que entran allí tienen tanto éxito. Normalmente hay uno o una que es el cabecilla, que además suele liarse con alguien con quien tú te dices: «¿pero cómo esos dos pueden estar juntos?». Aunque a veces es que parece como si estuvieran hechos el uno para el otro. También hay siempre, invariablemente, otro u otra que pretende llevar la voz cantante, que consigue hacer su grupito, y que se dedica a joder al grupo del lider. Se llevan todo el tiempo de pelea en pelea, discutiendo por verdaderas gilipoyeces.
En realidad, aunque estén todo el tiempo grabando y emitiendo, a la gente lo que le gusta sólo son esos momentos de pelea. Es lo que comenta todo el mundo. Lo que pasa antes o después, el día a día, a la mayoría de la gente se la trae floja. Pero lo que levanta audiencias descomunales es el programa especial que hacen cada cierto tiempo. Ahí viene lo mejor: la gente puede votar quién se queda en la casa y quién se tiene que ir. Antes de eso, todos dicen a la audiencia que saben que ha hecho cosas malas y que van a cambiar, que van a comportarse mejor. Pero nada, en cuanto la gente les ha votado y se saben dentro del dichoso edificio por un tiempo más, siguen con las suyas, sus peleas y sus líos.
A mí lo que más pena me da es ver cómo la gente se vuelve medio idiota viendo ese programa. No tienen otro tema de conversación, no saben hablar de otra cosa que de los líos y las peleas de esa gente, como si en eso les fuera la vida. No se dan cuenta de que en realidad, por mucho que ellos echen o no a alguien de ese programa con sus votos, los que dirigen el programa son los que mandan. Son los que realmente deciden quien se queda y quien se va. Ya lo han hecho algunas veces: echar a alguien por que ellos consideraban que era lo mejor (lo mejor para ellos, claro, para los que llevan el cotarro, para los que dependen de las cifras de audiencia). Pero la gente ni se inmuta. Creen que tienen la sartén por el mango, cuando la realidad es que los que dirigen el programa son los que controlan todo. Les da igual echar a uno u a otro, siempre habrá en la calle alguien dispuesto a ocupar el lugar del eliminado.
Somos muchos los que creemos que todo esto es pura telebasura. Con estas peleas de niños chicos y esos líos que se traen, la mayoría de la gente que sigue el programa se vuelve cada vez más tonta. Parecen no comprender que los verdaderos problemas del país y los de ellos mismos poco tienen que ver con esas tonterías. Los niños y los adolescentes que siguen el programa (porque sus padres lo siguen) copian sus formas y su comportamiento. Es tristísimo, porque luego así nos luce el pelo. Todos quieren pegar el pelotazo, meterse en el maldito edificio y pegarse luego la vida padre sin dar ni golpe.
Yo eliminaría ese programa. A estas alturas ya seguro que sabéis de cuál os hablo, ¿verdad? Exactamente: «Diputados».