World was on fire and no one could save but you.
Son casi las 7 de la mañana de un domingo de Agosto. Vuelvo, con más wisky encima de la cuenta y volviendo a pensar en ti, como siempre. Te he vuelto a conocer. Con otra cara, con otra apariencia, pero eres siempre tú. De nuevo vuelvo a encontrar en el fondo de tus ojos, de esos nuevos ojos, esa mirada tuya. Pero no has podido ocultarte, no me has engañado. Sé que eres tú. Porque otra vez vuelvo a sentirme como un idiota.
It’s extrange what desires will make foollish people do.
Me pregunto por qué. Cómo es posible que vuelva a caer. Siempre igual. Siempre en la misma piedra sin poder evitarlo. Siempre clavada en mi cerebro, en mi subsconsciente, como un puto clavo que no me deja pensar con claridad. A veces rubia, a veces morena, a veces mayor que yo, a veces peligrosamente niña, pero siempre la misma, siempre tú. Siempre esa sonrisa inconfundible que me lanzas cuando quieres que pique el anzuelo, cuando quieres que me fije en ti, cuando quieres decirme: “¡hey!, aquí estoy, soy yo.” Y yo, consciente de que con la carne va el anzuelo, no puedo dejar de picar, de lanzarme a por el cebo, de morder con todas mis ansias tu carne aun a sabiendas de que me vuelvo a equivocar como un idiota, que no me convienes, de que me vas a arruinar de nuevo la vida, de que me vas a romper el corazón y otra vez voy a tener que bajar a los infiernos con mi Virgilio particular para volver, de nuevo, a mi purgatorio personal, a mi permanente vida provisional.
I’d never dream that I’ll meet somebody like you.
I’d never dream that I’ll love somebody like you.
Y vuelta a empezar, desde el principio. Otra vez las miradas, esas miradas tuyas que sabes que me dejan K.O. Esas miradas tuyas que no me dejan pensar en otra cosa que en esas miradas tuyas. Esas miradas tuyas con las que me dices todo sin decir palabra. Esas miradas tuyas que me hacen pensar que, al fin y al cabo, este puto mundo puede merecer la pena y que mi mierda de vida tiene de repente algo de interés. Esas miradas que me hacen pensar que soy la persona más afortunada del mundo, que la esperanza nunca se pierde y que esta vez pueden cambiar las cosas. Esas miradas que hacen que me engañe pensando que controlo la situación, que nada de esto es una locura y que yo puedo ser normal.
What a wicked game to play: to make me feel this way.
What a wicked thing to do: to let me dream of you.
What a wicked thing to say: you’d never feel this way.
What a wicked game to do: to make me dream of you.
Porque siempre es la misma historia. Siempre vuelvo a caer en esta espiral sin fin que es encontrarte y huírte, recordarte y perseguirte. Como un idiota, como un verdadero idiota, aun a sabiendas de que voy a volver a hacerme daño, de que no estás hecha para mí, de que las circunstancias nunca son las adecuadas, de que no me convienes… A pesar de todo eso, siempre, siempre vuelvo a caer. Ejerces sobre mí una influencia maldita. Jugamos ambos a un juego maldito, a un juego que no tiene ganadores, en el que sólo podemos perder, pero al que nunca podemos dejar de jugar.
World was on fire and no one could save me but you.
Porque yo no sé tú, pero yo no consigo huir de ti. Parece que eres la única que puede salvarme. Y, paradojas de la vida, eres siempre la que me condena. Porque el mundo siempre está ardiendo, y sólo tú me puedes salvar. Por más que lo intento, nadie sino tú me puede salvar.
It’s extragne what desires will make foollish people do.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué estamos siempre encadenados por esta maldición? ¿Qué poder tiene sobre nosotros el deseo que no nos deja hacer nuestra vida separados? Cada vez que te vuelvo a ver, con otra cara, con otro nombre, no puedo dejar de reconocerte. Porque leo en el fondo de tu mirada tu historia, la misma historia de siempre, y el deseo. Ese puto deseo de que esta vez sí, de que esta vez funcionará. Pero encajar es un verbo que ninguno de los dos sabemos conjugar en futuro. Y, por alguna razón, por estúpido que parezca todo, al final picamos y lo intentamos. Pero las cosas nunca son fáciles, siempre hay demasiados obstáculos, demasiados condicionantes, y al final tú te das cuenta de que esto no va a ninguna parte, justo cuando yo ya no puedo vivir sin ti.
I’d never dream that I’ll love somebody like you.
I’d never dream that I’ll loose somebody like you.
Porque justo cuando empiezo a enamorarme, justo cuando empiezo a pensar que esta vez todo puede funcionar, a pesar de todas las dificultades, es justo en ese momento cuando te pierdo. Llámame lento, indeciso, o sencillamente iluso. Pero no lo puedo evitar. No me puedo creer que te haya encontrado de nuevo, que me des otra oportunidad, que seas otra, con otro nombre, con otra vida, que comencemos de nuevo de cero, y aun así seas la misma. No puedo creer que al final sea verdad. Y sólo cuando comienzo a creerlo es cuando tú decides que esto no va a ninguna parte. Sólo cuando comienzo a creer en esto es cuando tú dejas de creer en esto.
No, I don’t wanna fool in love with you.
Y a pesar de todo, a pesar de que sé que mi vida, tal y como la conozco está a punto de volver a cambiar para siempre, a pesar de que los coros de Chriss Isaak me repiten machaconamente “This girl only gonna break your hart”, a pesar de que, a todas luces, esta vez vuelve a ser imposible, que es difícil de cojones, que no hay manera de que esto salga adelante, a pesar de que todos me dicen que me la voy a pegar (otra vez), de que no me convienes (otra vez), de que es todo demasiado complicado y que en el mar hay miles de peces mucho más fáciles de pescar, aun así, yo muerdo de nuevo el anzuelo de tu mirada. Y me repito una y mil veces, inútilmente, que esta vez no, que no me pienso enamorar de ti. Y lo peor de todo es que sé con absoluta certeza –esa certeza que se tiene cuando uno sabe lo que va a ocurrir, cuando sabe que, en el fondo, toda posibilidad es la única posibilidad, la de siempre, la peor– que me voy a terminar enamorando de ti. Como siempre. Porque yo soy así, porque cuando siento, siento hasta el tuétano y no me puedo cortar las alas. Porque, independientemente de tu nombre, de tu cara, de tus historia, eres tú, siempre tú, aquella a la que siempre he estado buscando sin llegar nunca a reconocerlo. Pero siempre, siempre, siempre, las cosas son demasiado complicadas, nunca seremos una pareja normal, porque somos demasiado distintos.
Tal vez sea eso lo que tanto me atrae de ti: que nunca serás del todo mía. Puede que sea eso, y no tu cuerpo de diosa, tu mirada de fondo amargo, tu sonrisa de “vamos a divertirnos hoy, y mañana será otro día”, o tus eternos pasados conflictivos. Tal vez lo que quiero, en el fondo, es alguien que sepa que mañana mismo me va a dejar tirado, sumido de nuevo en mi soledad, añorando tu cuerpo, tu mirada, tu sonrisa y tu pasado. Porque nunca eres una chica fácil, nunca eres esa chica a la que, a todas luces le gusto y la que, a todas luces, me conviene.
Nobody loves no one.
Será eso. Todo el mundo ama a alguien, y nadie está libre de tener una herida en el corazón, una de esas heridas que no terminan de cicatrizar nunca y que te van desangrando poco a poco.
A veces me pregunto cómo será mi muerte, y siempre, siempre te veo allí. Nunca estás a mi lado, pero siempre estás cerca. Como certificando que sí, que a pesar de todo la vida son cuatro o cinco momentos increíbles, otros cuatro o cinco putadas que te joden la existencia, y miles, miles de momentos pensando en ellos. Y tú, sin lugar a dudas, eres la mejor de todas las putadas que me podrían haber ocurrido. Así que creo que el sábado que viene volveré a estar allí, buscando tu mirada, arriesgando el todo por el todo, por si por esta vez, en contra de todas las evidencias y de todo sentido común, aun a sabiendas de que dentro de un mes me sentiré como si me hubieran arrancado un trozo de mi alma, decidimos volver a dejarnos llevar por el deseo que hace hacer cosas extrañas a los locos y volvemos a hacer de una noche cualquiera un paraíso del que sabemos que nos expulsarán al amanecer.